¡Bienvenidos a la era digital!, ya no hay retorno, y los cambios forzados por la contingencia sanitaria, llegaron para quedarse. Recuerden bien: estar atentos a su grupo de WhatsApp, enviar trabajos por plataforma, observar el video en YouTube indicado, y participar en los foros de debate, ah y -muy importante- conectarse a videoconferencia por ZOOM a la hora de clase.
Fui docente virtual a lo largo de 4 años, y puedo decirles que nada de lo anterior es nuevo. Quizá cambien los nombres de quienes ofrecen el servicio, los costos y características, pero son herramientas disponibles desde hace un buen tiempo. Herramientas por cierto desdeñadas y subestimadas por la mayoría de los docentes. Acostumbrados a utilizar el pizarrón y gis, o ¨pintarron¨ y plumones. Aunque cada vez mas se introdujo el uso de proyectores y presentaciones PowerPoint. Otra vez, nada nuevo.
Pero entremos a abril del 2020, y es aquí donde ya no hay opción. Todos los docentes y alumnos, se vuelven virtuales, sin estar convencidos o haberlo decidido. Y se ha convertido en un reto, porque muchos maestros requieren ser ¨educados¨ con las nuevas tecnologías, algo hasta cierto punto irónico. Pero siempre se aprende algo nuevo, y esto aplica para todos.
¿Qué podemos esperar en la educación a partir de ahora? entre otras cosas, lo siguiente: el alumno verá la posibilidad de continuar sus estudios online, aunque exista la posibilidad de regresar al salón de clases. Administrando su tiempo, organizando mejor sus actividades y teniendo más movilidad. Un trabajo de investigación -por ejemplo- puede enviarse a las 3:00 am o cualquier otra hora, dentro del plazo indicado por el docente. Y no solo eso, sino que podrá grabar sus clases, repasarlas a través del sistema de audio de su vehículo o en el teléfono celular.
Y aunque ya no soy docente virtual, se los digo desde el área administrativa que coordina dichas actividades: muchas instituciones simplemente no podrán obligar a sus alumnos a regresar a las aulas. Si ellos -por precaución sanitaria- deciden no hacerlo. Es algo muy fuerte si lo analizamos, un cambio de grandes proporciones.
Hay otro punto importantísimo para quien decida ser docente. Yuval Harari, el historiador autor del muy recomendable best seller ¨Sapiens¨, cuando recientemente en una entrevista afirmó, que después de esta pandemia: ¨muchas instituciones educativas terminarán de convencerse de que podrán contratar a un docente en algún otro país, quizá pagando mucho menos por sus servicios¨.
Dando a entender que muchos docentes podrían llegar a ser prescindibles, es decir, innecesarios. Pues la educación a distancia online, con material didáctico almacenado en la nube e interactividad casi en tiempo real, haría que la educación se sistematizara, una especie de eficiencia que permitiría hacer más con menos, pero menos maestros es algo que le pega a una profesión tan querida y apreciada.
Cierto que hay materias eminentemente prácticas, que no son nada sencillas de implementar online. Por poner algunos ejemplos: gastronomía, arquitectura e ingeniería química, entre otras.
Está también el tema del internet, evidentemente, no todos los hogares disponen de los recursos para acceder a la señal. Por eso el programa de la SEP ¨Aprende en casa¨, actualmente en funciones, incluye el uso de la televisión.
Ojalá esta situación acelere la implementación del programa ¨Internet para todos¨, por parte del gobierno federal. Mismo que ya inició y donde se aprovechará la red de la Comisión Federal de Electricidad para llevar -de manera gratuita- la señal a todo el país. Aunque antes de la contingencia sanitaria se anunciaba el 2022 como el año donde se lograría la meta.
Pero que no quede duda de que los cambios se establecerán como la nueva normalidad. A la cual habremos de adaptarnos, o buscar alternativas de manera creativa.
