¿Recuerdan cuando sus padres les pedían no juntarse con “fulanito” o “zutanita” ?, seguramente sí, y era porque no querían que ustedes se parecieran a ellos. Principalmente en su conducta. Y esto es porque de alguna manera intuimos, que hay un aprendizaje por observación y por imitación. La centenaria frase: “Dime con quién andas y te diré quién eres” es otra muestra de ello. Otra muy conocida sería: “júntate con las águilas y volarás muy alto”, y otras más que seguramente el lector habrá escuchado.

Ya en nuestra era moderna, la psicología motivacional a cargo de distintos autores, nos ha dicho que “somos el promedio, de las 5 o 6 personas con las que más nos juntamos”. Así que, de alguna manera, la analogía ha perdurado, porque hay mucho de cierto en ella. De alguna forma nos vamos pareciendo a lo que frecuentamos, a lo que mas seguimos o buscamos.

Y en esta época de redes sociales, donde en un día común cualquiera de nosotros se detiene varias veces al día, para revisar nuestras cuentas en Facebook, leer las noticias “minuto a minuto” o “lo más reciente” y “lo más destacado” -como ya incluso las titulan- ver algún video en YouTube sobre un tema de actualidad o leer un Twitter de alguien a quien seguimos, es inevitable la sensación de que estamos actualizados, al día.

Sin embargo, de acuerdo a algunos especialistas, nada más lejos de la realidad. Y nos estamos engañando al creerlo. Pues los poderosos algoritmos, programas informáticos que seleccionan las “sugerencias” que aparecen en nuestras cuentas, se basan en búsquedas previas que hemos hecho. Nos filtran muchas opciones que quizá abrirían un panorama distinto para nosotros, pero en vez de eso, nos dan más de lo mismo, o algo muy similar. Como un salón de espejos en una feria, donde quien entra ve solo reflejos de si mismo.

Y si no nos damos cuenta, por ejemplo, al ver en YouTube del lado derecho, la poderosa lista de sugerencias, esa que nos tiene una hora, seleccionando video tras video, después de habernos dicho a nosotros mismos que: “un video más y ya”, se puede volver realidad la esencia de que nos parecemos a todo aquello con lo que más convivimos. Sin realizar que hay un mundo de opciones distintas a lo que se nos está sugiriendo ver. Y que se ha formado una especie de “burbuja” que impide nuestro aprendizaje de lo nuevo y distinto.

Es como el grupo de vecinos, que quizá se reúne a diario alrededor de la esquina o parque, para hablar de los artistas de moda, las mismas canciones, novelas, etc. Y cada día así, sin dejar que llegue algo diferente.

De hecho, el término “ burbuja” fue acuñado por Eli Pariser, emprendedor de movimientos online y quien definió al “filtro de burbuja de las redes sociales como: “un aislamiento intelectual provocado por las sugerencias de los algoritmos de las redes sociales”, y puede parecer muy fuerte el término “aislamiento intelectual”, pero personajes como Bill Gates de Microsoft, Tim Berners Lee (“padre” del internet) y el ex presidente de Estados Unidos, Barack Obama, han expresado su preocupación por el fenómeno.

Una de las formas de liberarnos de dicha “burbuja”, pudiera ser aplicar la “regla social de los tercios”, que les recomiendo practicar. Y consiste en reunirnos y convivir con:

-un tercio de personas que sepan mas que nosotros, para aprender de ellos

-un tercio de personas que sepan lo mismo que nosotros, para no perder “el piso” y mantener contacto con lo que mayormente nos identificamos

-un tercio que sepa menos que nosotros, para enseñarles lo que sabemos y les pueda ser útil

Así que apreciado lector, ya puedes prestar más atención a lo que buscan sugerirte las redes sociales, y así de vez en cuando buscar algo diferente. Un ritmo musical distinto, una receta de cocina de otro país, algún comentarista político o noticiero alternativo a los más populares y así….

Y es que aun que hay tanto por elegir hoy, nuestra elección puede ser manipulada sin que nos demos cuenta. Hagamos pues uso de nuestra capacidad de razonar para tener mayor libertad de pensamiento.