Viernes, 26 Abril 2024

A APRENDIZAJE

¿En realidad el conocimiento es poder?

¿Cuándo llegara el día en que puedas decir, que ya lo sabes todo? Que ya has ido a todos los lugares que has querido visitar, que has conocido a todas las personas con las que deseabas interactuar, que has escuchado toda la música que te apetecía oír, que has degustado todos los platillos que querías probar, y así….

Creo que la respuesta tendría que ser: nunca. Porque los seres humanos nunca dejamos de aprender. Y aprendemos de distintas formas. Instintivamente como bebés, al comenzar a reconocer rasgos de seres queridos, voces, sabores, etc.

Pasando por todas las etapas de la vida, continuamos aprendiendo, de una manera más sistematizada en la sociedad actual, hasta llegar a ese ser humano de edad avanzada, que aun en sus últimos días de existencia, quisiera saber, conocer, que hay después de esta vida que ya se le escapa. Nunca se deja de aprender. Y como algún sabio de la antigüedad dejó dicho: “la vida tampoco nos deja de enseñar”. Un círculo que se retroalimenta, asimismo.

Y queda evidente que aprender y conocer van ligados, quien aprende obtiene conocimiento. Y si vamos directo a la raíz etimológica de aprender, que es el latín “apprehendere”, resulta que es la misma raíz de lo que ahora conocemos como atrapar, detener o -efectivamente- aprehender. Como cuando escuchamos en las noticias: “se giro orden de aprehensión…”, “fueron aprehendidos los delincuentes…”, o “exigen que se aprehenda al responsable”. En otras palabras, “capturamos” conocimiento cuando aprendemos. Sorprender tiene el mismo origen etimológico, aunque ahí algo nos “captura” a nosotros, por inesperado, y ojalá todos nos sorprendiéramos gratamente, al aprender algo útil.

Y si estamos de acuerdo con uno de los grandes sabios del siglo XVII, Francis Bacon, y su famosa frase “El conocimiento es poder”, tendríamos que concluir que quien aprende -u obtiene conocimiento-, se empodera. Y estar aprendiendo sería una conducta de las llamadas “ganar-ganar”.

Sin embargo, estamos en el siglo XXI, y la sensibilidad hacia los derechos humanos, protección del medio ambiente, inclusión de grupos minoritarios y demás causas por las que se aboga, ha hecho que muchos duden de que en realidad “el conocimiento es poder”, e incluso se ha modificado la frase por “el uso que se le de al conocimiento, puede generar poder”.

En ese sentido se ha abierto un debate: ¿es verdaderamente poderoso quien discrimina y oprime mediante el uso de la fuerza?, ¿o un corporativo internacional que destruye bosques para la construcción de proyectos lucrativos? Definitivamente el poder existe, pero se le descalifica por no ser ético, se le rechaza y -cuando menos- pierde la autoridad y la imagen. Y según los movimientos que se le opongan, y las circunstancias, pueden caer también -en los hechos- esos llamados “poderosos”.

En lo personal, pienso que muchas veces obtenemos conocimiento innecesario, ¿cuántos de ustedes han utilizado el calculo integral, las ecuaciones trigonométricas o la física de vectores que nos enseñaron durante la preparatoria? Seguramente menos de un 10% de quienes leerán este artículo. Es decir, un 90% quedara fuera, y solo perdió el tiempo intentando aprenderlas.

Aunque afortunadamente hoy vemos nuevas tendencias que están rompiendo paradigmas. Antes los padres -si estaba en sus posibilidades- pagaban consultorías en matemáticas, química o física, para sus hijos reprobados o con bajísimas calificaciones en esas asignaturas. Y se asociaba a las llamadas ciencias exactas con la inteligencia. Seguramente recordaran ustedes que el “cerebrito” del salón, no era el que se sacaba 10 en danza o educación física, sino el que se lo sacaba en matemáticas.

Hoy muchos padres de familia han comenzado a hacer todo lo contrario: enfocar recursos monetarios, esfuerzo y apoyo, a esas materias donde el alumno destaca. Por ejemplo, si el alumno obtiene altas calificaciones en biología y ciencias naturales, pues llevarlo de viaje al zoológico, a conocer de cerca a las especies. Si tiene altas calificaciones en arte, pagarle un curso de dibujo, pintura o aprender un instrumento musical. Si son altas en declamación, llevarlo a clases de oratoria y así. Esto no significa de ningún modo, que se le deje de apoyar en aquellas materias donde se encuentre necesitado de ayuda, pero es un enfoque que detecta las aptitudes que va mostrando ese estudiante, para apuntalarlas.

En ese sentido, nosotros los adultos debemos ser mas selectivos con lo que aprendemos. No es un delito que tu apreciable lector, le dediques varias horas al día, a estudiar poesía, o ver en cadena capítulos de serie tras serie. Son solo ejemplos que me vienen a la mente, nada en contra de ellos, pero si tienes retos económicos, personales o laborales, tal vez eso que aprendas - en realidad- no sea conocimiento que te empodere, como afirmaba Francis Bacon.

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