Últimamente escuchamos por todos lados estos términos de soltar y dejar ir pero, ¿qué significan realmente, a que se refieren? ¿Por qué es tan importante el aprender a soltar y dejar ir? Además, ¿soltar que, dejar ir a quién?
Los seres humanos tenemos la fuerte costumbre y determinación de aferrarnos constantemente a todo. Traemos tantos vacíos desde nuestra niñez que queremos llenarlos a toda costa y nos apegamos a cosas, situaciones, personas, vivencias, a posesiones, sueños, a resultados, a creencias.
Llegamos a creer que el sentido de nuestra vida, es más que nuestra vida misma depende de todo esto sin darnos cuenta que lo único que nos provocamos es aprisionarnos a nosotros mismos haciendo que perdamos nuestra libertad personal.
¿Qué es aquello a lo que más te aferras en tu vida? ¿Qué no quieres soltar o dejar ir? ¿En qué cosa externa estas basando tu felicidad? Ahí está tu apego.
El no soltar te ata, te roba tu paz, tu tranquilidad. Te llena de miedo, frustración, ansiedad. ¿Te sientes así de vez en cuando? ¿Te gustaría vivir de otro modo, harías todo lo necesario para conseguirlo? Entonces suelta. Suena y se dice fácil, pero implica mucho más.
Soltar es permitir que la vida sea como es, no luchar, no resistir. La resistencia al momento presente genera sufrimiento e infelicidad. El sufrimiento no viene de lo que sucede, si no de la historia que te cuentas sobre lo que sucede. Suelta esa historia y el sufrimiento invariablemente se desvanecerá.
Soltar es estar en paz a pesar de que las condiciones externas de nuestra vida no sean las óptimas. A pesar de un rompimiento, una enfermedad, un fallecimiento, una pandemia, una crisis económica. Deja de querer controlar todo.
Soltar es aprender a disfrutar del proceso más allá del resultado esperado. Es estar feliz con el resultado obtenido aunque no haya sido el que buscamos sabiendo que hicimos todo para conseguirlo.
Soltar es permitir que todas las personas sean ellas mismas, dejar de querer controlar a todos a tu alrededor, no tienes ese poder. Deja que cada quien sea como quiera ser.
Soltar es dejar ir a esa persona amada o esa relación de años, es dejar ir a ese ser querido que se te adelanto. Es dejar fluir tus emociones sin engancharte en ellas.
Soltar es reconciliarte con tu pasado y entender que fue perfecto ya que te convirtió en la persona tan maravillosa que eres ahora. Soltar es dejar de pelearte con los hubieras de tu historia. Es abrir los brazos a quien consideres que te haya ofendido y perdonar.
Soltar es estar abierto a que la vida te sorprenda sabiendo que lo que viene es para un bien mayor.
Es aprender a vivir en plenitud y completamente agradecido por todo lo que sucede. Es aprender de cada situación “buena o mala” para tu constante crecimiento y evolución.
Soltar es aceptar la voluntad de ese poder superior a nosotros mismos sabiendo que si nos dejamos guiar no habrá obstáculo suficientemente grande ni resultado insatisfactorio, sea cual sea. Soltar es poner nuestra voluntad en manos de ese poder y confiar.
Por lo tanto, suelta tus juicios, tus expectativas, tus creencias, tus apegos, tú pasado, tus culpas, tus tragedias, tus rencores, tu drama personal.
Suelta el apego tan grande que le tienes al dinero y a lo material. Tú no eres lo que posees, eso es una gran mentira. Tu valor como ser humano está en tu interior no en tu cuenta bancaria ni en lo que publicas en tus redes sociales. Eres muchísimo más que eso, solo que tú mismo no lo ves.
Suelta al amor de tu vida o esa relación a la que tanto te aferras, no te pertenece. Si lo haces tal vez se quede contigo para siempre, y si no por lo menos te quedarás en paz.
Suelta tus sueños, aun así trabaja incansablemente para lograrlos. Esto puede sonar como una contradicción enorme pero será la manera más confiable de conseguirlos.
El soltar y el dejar ir te libera, te devuelve la paz y la tranquilidad que has olvidado. Te ayuda a aceptar la vida tal como se te presenta, sin resistirte a ella para poder abrazar el momento que estás viviendo sin buscar que sea diferente, simplemente permitiendo.
