Más de un abrazo queremos darnos todos, en lo particular me gusta la cercanía, me gusta saludar de mano, dar el abrazo, dar y recibir un beso de saludo y son demasiados los que se han quedado congelados. ¿Soñaremos por mucho tiempo en volver a ello?
El noble y cariñoso sentimiento del abrazo me hace falta y España ahora extraña a Juan Genovés el artista plástico del abrazo y las multitudes. Creador del famoso cuadro El abrazo.
Estaba a días de cumplir 90 años el pasado 15 de mayo: « El abrazo se instaló en 2016 en el Congreso de los Diputados, «su verdadera casa». Así lo sentía su autor, que pintó en 1976 ese lienzo de 151 x 201 cm que representa a un grupo de hombres abrazados de espalda al espectador. «Lo pinté yo, pero pertenece a todos los españoles. Es muy agradable saber que el cuadro estará por fin en su sitio, después de 40 años en los sótanos del Reina Sofía y de su antecesor, el Museo Español de Arte Contemporáneo de Ciudad Universitaria», explicó entonces el artista a El Cultural. La imagen se utilizó para la campaña en favor de la amnistía que promovió la Junta Democrática en 1976, ilustrado con la reproducción de su cuadro. Por este motivo, el artista fue detenido e incomunicado durante una semana en la Dirección General de Seguridad.» esto leo en la nota de la redacción de El Cultural
Comprometido con el compromiso social pero fundamentalmente con él mismo y su expresión, me hizo pensar en muchos conocidos que a falta de talento se vuelven panfletarios y enarbolan el grito de la propaganda para sentir que manifiestan un compromiso ¿social? o sólo es el ego, ese que siempre nos juega malas pasadas.
En México el grabador Adolfo Mexiac (1927-2019) en 1954 realizó un grabado cuando supo del golpe de Estado en Guatemala, en el cual aparece el rostro de un indio tzotzil que primero estaba amordazado y después le cambió el pañuelo por cadenas. Catorce años más tarde un estudiante de él vio aquel grabado, pidió permiso para tomarlo y le imprimió ¡Libertad de expresión! para convertirse en el símbolo de las marchas estudiantiles.
Dos artistas, dos expresiones, dos conceptos, la fuerza de la pieza del del mexicano tardó 14 años en volver a ser icono de un momento social ahora a la del español le toca el turno 44 años después.
Hablando de dos en el 2020 Juan Villoro nos comparte su experiencia de vivir la pandemia en dos países. el nuestro y el del vecino del norte en su colaboración en Postales del Coronavirus ejercicio de The New York Times aquí el artículo. Se encontraba en San Francisco ya que dió clases un semestre en Stanford ahí le tocó el inicio de la Sana Distancia donde la vida estadounidense no se caracteriza por sus contactos físicos: si dos personas se abrazan y palmean las mejillas, no parecen seres afectuosos sino miembros de la mafia.
De regreso a nuestro país Villoro tuvo que entrar a la cuarentena mexicana y hacer las Sanas comparaciones de los dos países, en este año que el 2 es rey. Como muchos mexicanos está redescubriendo el canto de los pájaros y en ese espacio auditivo regresaron otros ruidos, un trompetista interpretando melodías de desamor, escuchó un vibrante concierto de marimba hasta que llegó una promesa anunciada «Tamales, oaxaqueños, calientitos...»
Ahora nos encontramos en la fase de programación hacia la Nueva Normalidad, ante discursos políticos que no convencen ¿cuándo han convencido?, acertijos en base a números dependiendo del ábaco masificador del día, combatiendo Fake News con mentiras a medias. perdón verdades.
Será que Pedro Paramo es hoy nuestra versión de Nueva Normalidad donde viviremos en espejismos alucinados, vivir entre lo real e inmaterial. ¿Cuál era y dónde quedaba la realidad del mundo?
Preferible sería soñar que acompañó a Ansel Adams a fotografiar. En el Valle de Yosemite un amanecer para atestiguar la salida del sol lo más cercano al punto glaciar y que me describa el momento que estamos por vivir «te apoyarás sobre la barandilla tratando ver hacia abajo de entre las sombras como aparecerá algo que nunca hubieras imaginado...De repente las sombras donde nos encontramos serán barridas mientras el sol estalla frente a nosotros con un resplandor atómico sobre el casco de la curva del Half Dome»
Y de esa manera cegados por un mejor mañana entrar a la Nueva Normalidad donde debemos de ser mejores humanos y convivir ahora sí con una Sana Distancia, NO con a la Saña Distancia con que hemos vivido con la naturaleza.
Lo que quiero, es más, me hace falta; es regresar a la normalidad del abrazo, del apapacho.
Qué le voy hacer soy gente del bordo.
Jaime Moreno Valenzuela
