¿Qué tan grandes son tus problemas? ¿Cómo se siente tu rutina diaria? ¿Qué te preocupa la mayor parte del tiempo? ¿Qué te hace falta para ser feliz?

¿Sabes algo?, tu vida no tiene por qué sentirse difícil o complicada, el vivir no debe ser una experiencia llena de sufrimiento. Definitivamente estamos aquí para algo más que sufrir.

Entonces, ¿porque te empeñas en vivir lleno de angustia, ansiedad, tristeza, enojo,  miedo, lucha y preocupación? ¿Cuándo vas a empezar a disfrutar verdaderamente tu vida? Pase lo que pase.

¡Ya! Descansa, libérate y vive ligero.

Deja de fijarte constantemente en la vida de los demás. Ocúpate de tus propios asuntos. Elimina los juicios y las críticas de tu vida. Vive y deja vivir.

Deja de envidiar y competir con todo el mundo. La vida no son carreras ni competencias. Deja de desgastarte queriendo lo que otros tienen, o peor aun queriendo que no lo tengan.

Planifica, ponte metas pero no permitas que tu felicidad dependa de ellas. La realización verdadera consiste en disfrutar el viaje para conseguirlas, no en su logro. Recuerda que la vida es un camino no un destino.

Eres mucho más que tus logros y el “éxito” que pretendes alcanzar. Define tu propio concepto de éxito de esta manera es más probable que lo alcances y si no, no pasa nada. No hay mayor éxito que aprender a ser feliz con lo que tienes.

Define tus propios valores y se fiel a ellos. Permite que sean los cimientos de toda tu vida.  Cuando tienes claro cómo actuar ante cada situación, la vida se torna mucho más sencilla. La vida es sencilla.

No dejes que nada ni nadie te dominen, ya sea una persona, objeto o circunstancia. No le otorgues el control de tu vida a algo o alguien más. Practica el desapego y vive en libertad.

Haz del cuidado de tu cuerpo una prioridad. Aliméntate sanamente, haz ejercicio, duerme lo suficiente, no es nada del otro mundo. La calidad de tu vida depende totalmente de ello.

Deja de juzgarte tan duramente, pareces tu peor verdugo. Trátate con amor y respeto, tú debes ser la persona más importante para ti siempre. Acéptate y ámate a cada momento.

Deja de engancharte con tus pensamientos, aprende a observarlos y dejarlos ir. No eres los problemas que tu mente se imagina, deja de contarte historias. Suelta las ideas o creencias que tienes acerca de todo, acerca de  ti mismo, de los demás, del mundo entero y de la vida en general.

Agradece todo lo que te sucede en la vida, todo tiene su razón de ser. Muchas cosas no las entendemos en el momento pero todo pasa para nuestro bien. Recuerda, nada es permanente.

Acepta tu momento presente tal y como es. Deja de renegar o quejarte de tu realidad constantemente.  Si vives de esta manera tu experiencia de vida será más relajada y serena.

Deja de pensar que te falta algo para ser feliz. No estás incompleto. ¿Por qué no ser feliz con lo que tienes en tu vida justo ahora, sin agregarle ni quitarle nada? Así como es, es perfecta.

Deja de tenerle tanto miedo a la muerte, tuya o de alguien más, es lo único seguro que tenemos y vivimos preocupados de que ocurra. No tienes ningún control sobre este asunto, entonces libérate y déjalo en manos de quien debe estar.

Medita, respira, ve hacia adentro, todo está ahí, las respuestas, la felicidad, la unidad, el amor.  Deja de buscar afuera.

Y por favor, deja de tomarte todo tan en serio, solo eres un pequeño instante. Todo va a pasar, tus dificultades, tus alegrías, tu vida en general. Estas aquí para disfrutar y tener la mejor experiencia, entonces hazlo y vive lleno de amor, compasión, plenitud, gozo y felicidad.

Solo tenemos el día de hoy.